Celeste Cianfagna tiene un exitoso camino en el mundo del patín profesional. En esta nota, resalta todos los detalles de su carrera, su experiencia como docente y por qué es un desafío ser preparadora física en un equipo masculino.
Por Ariadna Fernández
Todo comenzó un 3 de octubre. Un regalo de cumpleaños en su niñez se convertiría en un nuevo estilo de vida sin que ella lo supiera en ese momento. Los patines fueron el envión que necesitaba Celeste Cianfagna para practicar este deporte y así adentrarse en un universo que la llevaría a escenarios completamente inesperados.
Su recorrido en esta disciplina fue brillante. Desde participaciones en los Metropolitanos y Nacionales a competir en Sudamericanos y Mundiales, Celeste utiliza su experiencia para desenvolverse como docente día a día. No sólo se involucra en el mundo del patinaje, sino que también entrena a jugadores de futsal.
En diálogo con Ídem, la patinadora sostiene que en el Club Deportivo Morón siempre le permiten evolucionar. Durante su estadía allí, se convirtió en madre, aunque eso no fue un impedimento para crecer a nivel profesional. No sólo retomó la competencia y siguió cumpliendo con su rol de entrenadora, sino que egresó de la Universidad Nacional de Hurlingham como profesora de Educación Física en el 2024.
El comienzo de una pasión
La oriunda de Ramos Mejía dio sus primeros saltos en el 77 Fútbol Club. Previo a su llegada a Deportivo Morón, en 1997, también integró otros clubes como Bomberitos, el Nolting, Comunicaciones, Argentinos Juniors, El Palomar, El Porvenir de Gerli y Atlanta. La carrera de Celeste creció a pasos agigantados. A medida que fue recorriendo torneos, categorías y ciudades, las paredes de su hogar se llenaban de medallas al competir en los torneos Metropolitanos y Nacionales.

En 2010, mientras empezaba a dar clases en Morón, obtuvo el oro Sudamericano en Asunción, Paraguay. El destino, además, le tenía preparado otro desafío ese mismo año: su mayor logro llegaría tras participar por primera vez en el World Skate Games en Portimao, Portugal. “Representar el país son emociones encontradas que no se repiten en otro momento de la vida”, valoró la patinadora.
Cual metáfora del patín, la vida de Celeste tomaría un giro a sus 22 años. A fines del 2012 llegaría Lihuen, su único hijo, para transformar el día a día de la patinadora. Sus clases, sin embargo, continuaron y, luego de un tiempo, retomó también el camino de la competición: un llamado le abrió las puertas para seguir patinando.

Su sacrificio dio recompensa ya que, en 2015, tuvo su segunda experiencia mundialista en el World Skate Games en Cali, Colombia, en donde dejó al “Gallo” de Morón en lo más alto con su participación. Fue, en definitiva, una oportunidad más para representar a la Selección Argentina. “Tengo la suerte de tener personas que me acompañan un montón y me ayudan a que pueda estar haciendo esto y estar con mi hijo también”, destacó la patinadora al recordar la felicidad de aquella experiencia en tierras colombianas.
Moldeando deportistas en el patinaje
Actualmente, Celeste continúa su rol como profesora en el Club Deportivo Morón. Muchas de sus estudiantes han obtenido grandes logros, tras ser incentivadas y formadas por su docente para crecer. La patinadora sostiene que no obliga y tampoco niega a nadie a competir. Desde su experiencia, siempre busca enfatizar de lo que se trata concursar.
“Explico las situaciones que generan ir a competir y las exigencias del entrenador, si quieren yo les doy la oportunidad y quienes no quieran se los entrena igual que a los demás”, agregó.
Muchas veces, la influencia de las familias es primordial a la hora de decidir y son casos que sobrepasan tanto a la entrenadora como al club. Celeste contó que vivenció situaciones en las cuales en el hogar se le exigía al deportista que compitiera cuando no quería o, en casos contrarios, directamente se lo prohibía.
Ser profesora, para esta patinadora, consta de superar desafíos. La enseñanza va mutando a la par de las nuevas generaciones y Celeste da lo mejor para cumplir con su papel de docente.

“Estamos constantemente reconstruyéndonos porque nos tenemos que ir adaptando ya que vienen con nuevas perspectivas. Por ejemplo, la perspectiva de género que, cuando era más chica, no estaba tan enfatizada y ahora sí, entonces tenemos que ir aprendiendo y reconstruyendo nuestras enseñanzas”, asegura.
En Morón, la inclusión se trabaja en todo momento, ya que cuenta con un Departamento de Género y Diversidades. En patín, por ejemplo, se pudieron observar cómo los varones deciden y eligen practicar esta disciplina a pesar de las imposiciones de la sociedad. Varios de sus estudiantes varones, por ejemplo, han sido discriminados. Al disponer un lugar de entrenamiento que se encuentra al aire libre, cuenta la patinadora, se pueden escuchar los comentarios prejuiciosos de la gente que recorre alrededor del playón.
Pero, como entrenadora, Celeste suele ser el apoyo de sus entrenados diciéndoles que no hay razón para no practicar esta disciplina. “Los deportes no tienen género, yo soy muy partidaria de que cada persona tiene que hacer lo que le guste porque si no, no lo va a disfrutar. Eso genera otras situaciones psíquicas que no ayudan”, insistió Celeste.
Al hablar de lo que significa su profesión para ella, la patinadora se emociona. Mientras observaba a sus estudiantes entrenar, valoró: “es mi vida, no me imagino sin hacerlo. Es lo que me hace bien, mi lugar de cable a tierra, es todo”.
-¿Volverías a competir?
Sí, si tuviera el tiempo y los recursos, lo haría, sin duda alguna.
Un nuevo desafío
Al ser profesora de Educación Física, Celeste tomó otras responsabilidades en estos últimos años. Es docente en el colegio Jean Piaget, ubicado en Ramos Mejía, y también es preparadora física en el futsal masculino del Club Deportivo Morón.
Como mujer, estar a cargo de un plantel masculino puede considerarse un desafío por los patrones impuestos en la sociedad. Su incorporación fue por su destacada trayectoria como profesora de patín. Comenzó en 2023 con inferiores (sexta, séptima y octava) y, con el tiempo, le agregaron dos categorías más (cuarta y quinta). Un imprevisto ocurriría en el club y por falta de técnico la dejaron, además, a cargo de mayores de Liga (tercera y primera).
Al ser un espacio masculino, las complicaciones comenzaron a aparecer, pero una charla de concientización ayudó para que el ritmo de trabajo fluya. “Muchas personas tenían miedo con las categorías más grandes como cuarta, tercera o primera, por el tema vestuario, pero fue todo trabajado, totalmente cuidado”, aclaró.
Celeste considera que cuenta con puntos fuertes para desarrollar su rol, tanto como docente como en sus tareas como preparadora física. “Creo que soy una persona que observa mucho las actitudes de los deportistas. Entonces, tengo rápida adaptabilidad a eso. Entro a los grupos y todo fluye, siempre me han aceptado bien, creo que es más por el carácter que puede ser una virtud”, ponderó.
El orgullo de la Copa Mundo do Futsal
Uno de los mayores logros que obtuvo Celeste en esta disciplina fue el campeonato en la Etapa Nacional, lo que le permitió al club la clasificación a la Copa Mundo Sub-19. El torneo se disputó en Pato Branco, Brasil, donde compitieron los mejores 12 equipos de futsal de todo el mundo y el “Gallo” consiguió el octavo puesto. Cabe destacar que ella fue la única mujer que viajó como parte de un cuerpo técnico sin importar lo que pudiera pensar el resto. “Para mí fue un orgullo porque de los planteles, como profesora, era la única que estaba ahí. Me sentí muy observada en algunos momentos, pero fue una experiencia increíble en todos los sentidos”, declaró.