¡En guardia! Marcha y paso adelante para romper los prejuicios en la esgrima

Andrea Chiuchich, deportista olímpica con la delegación Argentina y una de las máximas exponentes del deporte en el país, cuenta como lucharon las mujeres para romper con la desigualdad en la disciplina y las dificultades que sufrieron para defender su posición.

Por: Ezequiel Ochoa

Tras 41 años ligada a la esgrima, Andrea Chiuchich se convirtió en una de las mujeres más importantes en la historia de esta disciplina en Argentina. Su pasión y su amor por el deporte, que comenzó a practicar a la edad de los 12, la llevaron a poder competir en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y ser maestra de atletas que luego serían campeones sudamericanos. En diálogo con Ídem, compartió sus logros conseguidos y los combates que tuvo que realizar para que las mujeres tengan un espacio respetado en la pista.

“El ambiente de la esgrima es complejo para una mujer. Ha ido mejorando muchísimo, pero desde la época que yo competía hemos tenido inconvenientes”, arrancó la esgrimista. A este escenario, se le sumaba la diferencia de niveles que había en aquel entonces entre la actividad en el país y el desarrollo más avanzado que hay internacionalmente.

Para conseguir un mejor rendimiento, Chiuchich y otras deportistas comenzaron a marchar a principios de los ‘90 para lograr mejores resultados en las competencias. “Pedíamos participar en competencias masculinas para poder acceder a un nivel más alto sin necesidad de salir del país. Hubo muchos hombres que se opusieron a esto por miedo a perder con una mujer y sentir vergüenza”, recordó la atleta olímpica.

Por unos meses, lograron ganar el duelo y obtuvieron su deseo de competir en torneos con hombres. Aunque su defensa duró poco por los prejuicios que hubo en el ambiente. “Empezó a pasar que varias mujeres les ganábamos a los hombres y eso no les gustaba”, rememoró la esgrimista.

Al mismo tiempo, afirmó que sufrió de una mirada distinta por el hecho de ser mujer, tanto a la hora de entrenar en sus comienzos como en su etapa de formadora: “Es más difícil para una mujer enseñar o ser maestra de esgrima, te lo preguntan como si no fuera posible. El hecho de que me haya ido bien en mi carrera deportiva y los logros que obtuve me ayudaron a que me respeten totalmente”.

Una vida entrelazada a la pasión por la esgrima

Chiuchich logró clasificar a los JJOO de Barcelona 1992 en la disciplina de florete individual, donde terminó en el puesto número 40. “Competir en los Juegos es lo máximo que podemos aspirar los deportistas amateurs. Lograr clasificar y participar es una marca. Poder decir que es olímpico te queda para toda la vida”, declaró la nacida deportivamente en el Club Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó. “Representar al país en ese evento tan importante es un orgullo enorme”, agregó, rememorando aquella experiencia única.

Al mismo tiempo, reflexionó sobre las dificultades que tiene practicar un deporte que no tiene trascendencia en el país y las ayudas que reciben los atletas por parte del Estado: “La esgrima, en los últimos años, progresó, pero no al nivel que los países de afuera. Los que compiten internacionalmente tienen un apoyo económico con becas por parte del ENARD y la Secretaria de Deportes”. A esto, sumó que actualmente se está trabajando en un sistema de desarrollo deportivo con escuelas distribuidas por todo el país para fomentar, desarrollar y mejorar a la disciplina.

Por último, expresó su enorme orgullo por ser maestra de esgrima y cuáles son los valores más esenciales que intenta transmitir a sus alumnos: “Lo más importante son los vínculos que he podido realizar dentro del deporte. El amor por la esgrima, la pasión, la honestidad y el esfuerzo por tratar de lograr objetivos es lo que me satisface inculcar en los chicos. Siempre les trato de transmitir el juego limpio”.  


La disciplina de Esgrima se incluyó por primera vez en el inicio de los Juegos Olímpicos de la modernidad en Atenas 1896, aunque las mujeres pudieron participar recién en París 1924, tres décadas después. Incluso, para competir en el primer campeonato mundial de espada tuvieron que esperar hasta 1989. Argentina solo logró ganar una sola medalla de bronce, conseguida por el equipo masculino de florete en Ámsterdam 1928. La esgrima es el arte de la defensa y ataque con un espada, florete o arma similar. Se pueden distinguir tres modalidades distintas en el deporte, en función del instrumento que se utilice. En la categoría de espada se puede golpear en cualquier parte del cuerpo mediante una estocada. La variante de florete solo se puede tocar al rival con la punta del arma, únicamente en el tronco del adversario. Por último, el sable es el único artefacto en el cual se puede utilizar toda la hoja para atacar al competidor. Su área de blanco válido es de la cintura para arriba.


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