Anna Scappini se convirtió en la primera corredora trans en ganar una carrera en Argentina. Sus inseguridades, la discriminación y el miedo a ser rechazada fueron algunas de las barreras que tuvo que superar para llegar a la meta. En esta nota, reflexiona sobre su presente y la importancia de abrir el camino a las personas trans en el atletismo.
Por Iván Fernández y Micaela Seijas
Hacerse un nombre en el deporte siempre es algo complejo, pero todas las barreras que se le impusieron a Anna Scappini logró superarlas. La atleta se mudó desde su Paraguay natal debido a la discriminación que sufría por su cambio de género y encontró en Argentina un lugar para ser ella misma. También conoció a su “motor”: el running. Aunque piensa que “no es el lugar de inclusión que debería ser”, busca “cambiarlo desde adentro”.
Antes de cruzar la meta, por la cabeza de Anna se cruzan muchos pensamientos, entre ellos, el qué dirán. Eso la llevó a perder carreras por el miedo a que su victoria no sea bien recibida. “Al cruzar la meta sentí que abrí un camino, porque siempre trato de disminuir un poco mis pasos para no ser la ganadora. Ya tuve carreras así donde me hice la cabeza y dije ‘Bueno, me van a tirar un tomate’. Ese día cerré los ojos y dije ‘Si yo no gano, no se va a tocar el tema’”, comenta la deportista sobre la primera carrera que ganó, “Los 9 kilómetros de la Independencia”, celebrada en Buenos Aires.

Otro impedimento con el que se cruzó fueron las reglas que imponen las federaciones en las competencias de alto rendimiento. Según Anna, es requisito para las deportistas trans que presenten un nivel de testosterona muy bajo, lo que implica que se “autodestruyan”, en palabras de la atleta. Además, cuenta que, en algunas competencias, fue premiada en una categoría especial debido a la exigencia del resto de las competidoras que se perciben como “mujeres biológicas”. “Me gustaría ser premiada también como una mujer, pero entiendo que debería estar la categoría especial para que nadie se queje”, reconoce, en diálogo con Ídem.
En ese sentido, cuenta que hay posiciones encontradas entre deportistas sobre su participación en las carreras. “Están bastante divididas, porque hay chicas que corren bien y que me apoyan, y hay chicas que corren bien que están calladas, pero sé que les disgusta mi presencia. Tengo mucho apoyo, por suerte, y también gente que me discrimina. Hay mucha transfobia en el deporte”, se lamenta.
Anna Scappini logró hacerse un nombre mediante las competencias que ganó y, a partir de estos logros, se convirtió en el estandarte de la lucha de las personas trans para tener el lugar que les corresponde en el deporte. “Estoy influenciando a otras chicas trans. Me han escrito que quieren saber un poco más del deporte, pero esto es un mundo de disciplina, de constancia y por ahí las chicas trans están en otras cosas, tratando de sobrevivir, buscando un alquiler o donde dormir”, explica la atleta.
Mediante las competencias en las que participa, Anna busca demostrar que las atletas transgénero son “muy talentosas” y que merecen su oportunidad mediante las carreras que ganan, ya que estas significan mas que “el esfuerzo y una foto en el podio”.