La medida fue catalogada como una “fuerza de odio y descorazonadora” por varias atletas. Anna Scappini, deportista paraguaya radicada en Argentina, habló con Ídem y fue contundente sobre la WA, tildándola de “atrasadora”, y la supuesta ventaja deportiva por los niveles de testosterona.
Por Agustín Mayor
Desde el 31 de marzo de este año, la World Athletics (WA), principal órgano de atletismo a nivel mundial, prohibió la participación de atletas trans que hayan pasado la pubertad masculina en competiciones femeninas a nivel internacional. Paradójicamente, la medida se anunció en el Día Internacional de la Visibilidad Trans. Anna Scappini, una de las abanderadas del movimiento transgénero en el deporte argentino, fue determinante al hablar con Ídem sobre la medida: “Yo siempre digo lo mismo. Si bien no existía una chica trans en el atletismo internacional, la prohibición ya estaba de antemano. Me pareció un retroceso en todo sentido”.
“La World Athletics es una entidad que engloba a todo el atletismo del mundo. Cada país es distinto con sus reglas. Lo que la WA dice es que, si tenemos masa crítica, lo podemos resolver en nuestros países», explicó Scappini. Si yo empiezo a ganar acá y hacer buenas marcas, puedo solicitar una nueva categoría, que es lo que pedí, pero nunca me hicieron caso porque dicen que ‘está todo escrito’ y que no se puede modificar. Yo creo que sí se puede porque es una construcción social”.
La medida adoptada por el máximo ente regulador del atletismo mundial lleva consigo la justificación de “mantener la equidad para las atletas femeninas por encima de todas las demás consideraciones” y de “preservar la integridad de la categoría femenina”, tal como explicó en su momento Sebastian Coe, presidente de la WA. No obstante, no sólo es la prohibición, sino también se redujeron los niveles de testosterona en sangre para las atletas con diferencias en el desarrollo sexual, pasando de una cifra máxima de 8 nanomoles por litro a 2,5 durante dos años para tener la posibilidad de competir en el plano internacional.
Una lucha y debate de hace tiempo que hoy en día tiene una sentencia, al menos momentánea. “No vamos a decir que no para siempre”, aclaró Coe, sumado a la justificación de que las investigaciones sobre la elegibilidad para personas transgénero continuarán. Y no, porque “nada es para siempre”. O eso esperan las abanderadas de la lucha contra la discriminación en el deporte como Anna, como la sudafricana Caster Semenya o la francesa Halba Diouf. Otra de las que se pronunció en contra de la prohibición fue la atleta canadiense Kristen Worley, quien la definió como “descorazonadora y decepcionante”, justificando que “tiene efectos no solo a nivel internacional, sino también en comunidades de todo el mundo”.

La “ventaja deportiva” y la grieta de la testosterona
En relación a lo biológico y a la polémica sobre la “ventaja deportiva” de las mujeres trans, Anna complementó: “¿La testosterona te hace más fuerte? No sé. Es muy relativo. No es que te pones testosterona y salís a volar, si no, estaría controlado. Es muy científico y las pruebas no están todavía. Dijeron que van a tardar 20 años en tener una respuesta. Tiene que aparecer una rata de laboratorio, como yo, y empezar a evaluar y a hacer estudios cotidianos para saber si es así”.
Son varias las deportistas que se han pronunciado ante la participación de mujeres transgénero en distintas disciplinas deportivas, siempre con el debate activo sobre la existencia de alguna ventaja en su rendimiento: “Está comprobado que el hombre y la mujer tienen diferencias. Pero nosotras hacemos tratamientos hormonales. Somos una persona hibrida. Si una se hace los tratamientos antes de la pubertad, es decir bloquear el desarrollo de la testosterona, va a crecer con la progesterona”, agregó la deportista.
Recientemente fue conocido el caso de la deportista estadounidense Lia Thomas, a quien la Federación Internacional de Natación la privó de competir luego de imponer una medida determinante. Y es que, para participar en categorías femeninas de ese deporte, las mujeres transgénero deberán haber transitado la pubertad suprimiendo las hormonas masculinas previo a los 12 años. “Apareció la posibilidad de que una chica trans compita y prácticamente le pidieron que vuelva a nacer. La WA toma esta decisión a raíz de la medida que impone la FINA para ya anteponerse a la situación de que aparezca una chica trans en competencia”, sentenció Anna.
Esta carrera parece ser más larga que aquella de nueve kilómetros que la puso en la mira de todos al momento de subirse a lo más alto del podio en julio del 2022, en Los 9km de la Independencia. Sobre todo cuando los obstáculos son tan comunes y recurrentes. Sin embargo, Anna sigue firme en su pelea, a pesar de “luchar contra todos” y de sentirse sola por momentos en su propósito: “Me acabo de enterar que existe la comisión de género dentro de la CADA. Nunca se contactaron conmigo. Yo invito a muchas chicas, y no es que no quieran, pero después caen en la realidad y es que tienen que ir a trabajar, tienen que ganarse el pan, y no están pensando en recrearse”.
La protagonista muestra su descontento ante la ausencia de las organizaciones y grupos de lucha para los derechos de las personas transgénero en el deporte, aunque siempre con pensamientos claros y con conocimiento de la causa: “Yo hago política siendo Anna, con mi existencia yo le estoy demostrando a la sociedad que se puede cambiar. Generalmente las organizaciones no me quieren por esto, dicen que yo soy mujer y que tengo que competir con mujeres, sin estudios previos. Y no es así, yo soy una mujer trans”.
A pesar de todos los obstáculos Anna batalla por un objetivo: “generar una nueva categoría” en un deporte en el que la inclusión fue siempre uno de los valores a destacar y por lo que ella misma declaró haberse involucrado, sumado a su pasión por la actividad física. “Es lo que estoy pidiendo ahora. Una categoría que sea ‘mujer transgénero’, si viene un chico trans, va a tener su categoría de ‘hombre transgénero’. En algún momento espero que se habilite esa posibilidad”, sueña en grande.