Ataques transfóbicos a personas por su identidad sexual en la previa a un partido en el Ascenso y golpes violentos a una hincha de Racing dentro del estadio. ¿Cómo funcionan los protocolos de los clubes para responder a estas situaciones?
Por Alejandro Rodríguez y Fabrizio Valerio
En los últimos años, el mundo del fútbol se fue adentrando cada vez más en intentar dar una respuesta a los episodios de violencia de género. Una de las primeras medidas fue crear un protocolo de acción.
Vélez Sarsfield fue pionero. En el 2018, el club de Liniers creó el área de Violencia de Género con Paula Ojeda, hoy gerenta del Departamento de Equidad y Género en AFA, a la cabeza. El protocolo actúa en casos de violencia de género, hostigamiento, acoso, abuso sexual y discriminación. A su vez las personas que pertenezcan al club deben seguir y acatar estas normas para fomentar la prevención, el respeto, la confidencialidad y el asesoramiento.

También fueron los primeros en establecer cláusulas en los contratos de los futbolistas profesionales y el cuerpo técnico en los que se advierte que, de no cumplir con las normas, están cometiendo “una grave injuria contra la institución”.
Siguiendo el ejemplo de Vélez, cada vez más equipos del fútbol argentino hicieron su propio protocolo: Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo también abrieron un área para abordar estos casos. Según los estatutos de cada institución, con estas medidas se busca capacitar a la gente de dentro del club, con el fin de que cualquier víctima pueda ser acompañada y el responsable tenga alguna penalización.
La pelota volvió a mancharse
El surgimiento de estos protocolos se explica como una herramienta y un intento de respuesta ante los continuos episodios de violencia que se dan en los estadios argentinos. Los casos se repiten y se repitieron a lo largo de los últimos meses. ‘Beve’ y su amiga, una mujer transgénero, fueron agredidas en el ingreso al estadio del club Almirante Brown, ubicado en la localidad matancera de Isidro Casanova. Según contó ‘Beve’, empezaron a atacarlas por su identidad: “Mi amiga estaba muy emocionada por ir a la cancha, era la primera vez que iba a ver un partido. Apenas llegamos a la zona previa al ingreso la empiezan a agredir, echándola a golpes y empujones”.
Luego de la violencia sufrida en la entrada del “Mirasol”, el hostigamiento siguió. “Intentamos defendernos, con mucha bronca les decíamos que no tenían derecho a agredirnos y a permitir que podamos entrar o no a la cancha. Nos golpearon, robaron y rompieron nuestros celulares, para evitar que los filmara”, denunció.
Lo único que logró detener las agresiones fue la ayuda de allegados a las víctimas, que pudieron alejarlas del lugar en un auto. “Las cosas materiales, aunque cueste perderlas, no tienen ningún sentido al lado del daño psicológico y físico que generan en nuestros seres. La angustia e impotencia habita ahora en nosotras”, remarcó “Beve” al mismo tiempo que reflexionó: “¿Cuándo será que los clubes de fútbol van a tomar acciones para erradicar estas violencias que ejercen sobre las identidades que no son hombres hetero-cis?”.
Desde el área de prensa de Almirante Brown argumentaron que “las cámaras que se encuentran dentro del estadio no pudieron grabar lo sucedido, por eso no hay ningún detenido” y se comprometieron a coordinar “una reunión con las agredidas y el departamento de género de la institución y de la AFA para ver qué protocolos deberán seguir”.
La violencia también está adentro
Carla Reino, socia de Racing, fue agredida en febrero cuando su club jugaba por la Copa de la Liga ante Talleres dentro del Estadio Presidente Perón. “Estaba mirando el partido y los barras empezaron a empujar, les dije que tengan más cuidado. Ahí me pegaron un botellazo y dos piñas en la nariz”, explicó la agredida en su cuenta de Twitter, quien luego fue llevada a enfermería, donde sufrió, además, un ataque de pánico.
El caso no quedó ahí. En búsqueda de respuestas, la víctima se acercó a la asamblea que se realizó en Racing para exigir respuestas por parte del club, pero, según contó, solo recibió más agresiones por parte de una asambleísta que representa a la actual comisión directiva.
Hasta el día de hoy, Carla “no tuvo nuevas noticias” sobre sus demandas. Tampoco volvió a ver al club de sus amores. “Mis agresores están en las tribunas y yo en mi casa, con miedo”, lamentó.
El video de Carla en una asamblea del club reprochando la falta de ayuda: